Pasó un fin de semana que seguro quedará para
la historia. Porque difícilmente River vuelva a jugar la Primera B Nacional. Porque difícilmente
haya un equipo que pueda jugar promoción y ser campeón como Tigre. Porque difícilmente
Arsenal repita un título a nivel nacional. Porque difícilmente se dé que cuatro
recién ascendidos hagan de 48 puntos para arriba. Porque difícilmente Instituto
y Central dejen pasar oportunidades como éstas. Porque difícilmente Quilmes
meta un sprint final para lograr otro ascenso en su historia. Porque difícilmente
Banfield repita tan mala campaña y descienda con tan sólo 22 puntos sobre 38
fechas. Por todo esto, pasaron dos días increíbles para nuestro fútbol.
Y justamente, el fútbol, este deporte tan lindo
y querido por la mayoría del país, fue el verdadero ganador y campeón. Por
suerte, a pesar de las posibles complicaciones que estuvieron en juego, no hubo
incidente alguno. Quizás, sea verdad que la causa fuera el no descenso de San
Lorenzo o los posibles desempates que no se dieron, pero el fútbol ganó.
A la vez, se torna complicado determinar cuál
de todos los equipos que lograron sus objetivos fueron los ganadores del fin de
semana. River recuperó su lugar. Arsenal sumó su primera estrella nacional.
Quilmes retornó en un año. San Lorenzo dejó atrás el descenso directo. Tigre
con fútbol pero sobre todo con 63 puntos se quedó en la elite.
Lo mismo pasa para saber quién fue el gran
perdedor. Porque San Martín de San Juan a pesar de demostrar una levantada de
la mano de Sava, jugará la promoción. Banfield se fue al descenso después de un
pésimo año. Central e Instituto dejaron pasar muchas chances para ascender
directo, y se quedaron con la última posibilidad.
Lamentablemente o por suerte, el festejo se lo
lleva el deporte por no haber sufrido grandes incidentes.
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