Boca festeja su título número 24.
El campeonato de Boca tuvo muchos matices pero
sobre sale la solidez, solidaridad y simpleza del plantel que se pudo plasmar
en la cancha. Falcioni logró darle su sello, ese que marca un equipo práctico,
fuerte defensivamente, y con un mediocampo asfixiante con Somoza, Rivero y
Erviti. Estos tres fueron grandes estandartes de la defensa a pesar de no jugar
en la última línea de la cancha, a partir de ellos los rivales llegaron siempre
gastados a una defensa que sin dudas quedará en la historia.
Schiavi le brindó
una impronta a los de atrás pero sobre todo a su compañero de zaga,
Insaurralde, y ocasionalmente a Caruzzo. Y más atrás de ellos está y estuvo la
figura enorme de Orión que demostró ser arquero de equipo grande, porque si
bien no le patearon diez veces por partido, dejó claro que cada vez que fue
exigido respondió con creces.
Por encima de todos estuvo Juan Román Riquelme,
ya líder del equipo y vestuario, llevó a sus compañeros al título, durante las
primeras diez fechas (dentro de la cancha) y las restantes fuera de ella.
Los delanteros no desentonaron, cada uno
apareció cuando se los necesitó: Viatri abriendo el partido ante Unión y Lanús,
Mouche dándole el triunfo en Rosario, Cvitanich marcando en el empate con San
Lorenzo, el primero con Godoy Cruz y los dos de ayer, por último el chico
Blandi que aportó sus cuatro anotaciones frente a Colón (2) y Rafaela (2).
Por último cabe destacar que salvo Argentinos Juniors, ninguno de los equipos logró dominarlo y ponerlo en apuros. Boca siempre minimizó al que tenía enfrente probablemente por eso siempre se le exigió más de lo que mostraba.
Claramente es un justo campeón, que además puede serlo de forma invicta en caso de no caer frente a Arsenal o All Boys.
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