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Javier Ceci cortando la red en Oberá. |
Javier Ceci se retiró del básquet
profesional, su nuevo destino será la Liga Cañadense. Cerca de su
familia y amigos. Algo que sin dudas para Javi, será mejor que jugar una liga
profesional.
Con él no sólo dejó de jugar un gran
ayuda-base, sino también lo hizo una tremenda persona. Un campeón. Porque uno
puede ganar o no torneos pero eso apenas lo transforma en ganador. Campeones
son pocos, es para elegidos. Sus mejores trofeos y vueltas olímpicas serán
todos los amigos que logró cosechar a lo largo de tantos años de carrera. Fiel
a su estilo, el galvense, nunca dejó de ser transparente, educado y siempre
bien predispuesto.
La trayectoria se cerró como debía
serlo, con el equipo que él integró, peleando siempre arriba y terminando con
un nuevo ascenso a la
LNB. Lamentablemente, en este
último año, las lesiones lo aquejaron demasiado. De hecho en parte del TNA-1
estuvo afuera por esa maldita rodilla derecha.
Sin embargo, sus veintiocho años de
carrera estuvieron marcados por grandes logros. El arranque fue en el Ceci Club
cuando apenas tenía 4 años de edad. La institución que lleva su apellido fue
fundada por su abuelo. Ahí jugó hasta los 16, cuando dio el salto al profesionalismo.
En ese momento siguió en su ciudad. Lugar que el mismo definió como “su lugar
en el mundo”. Santa Paula fue el destino. La temporada 96-97 lo tuvo jugando
Torneo Nacional de Ascenso; pero ese año no quedará en el recuerdo. El conjunto
galvenze bajó a la Liga B.
Allí se quedó por otros doce meses.
Ya en la 98-99, Sunchales fue su
nuevo hogar, ¿el club? Unión. Los “Bichos Verdes” lo adoptaron esta vez. Tres
años estuvo en la ciudad santafesina. Luego se trasladó a un par de kilómetros.
Siguió en la misma categoría pero ahora en Atlético Rafaela. Tanto en la 99-00
y 00-01 fue el goleador de la categoría.
Después de ese período partió a
Paraná. Más precisamente a Sionista, para jugar en una institución que de a
poco presentaba lo que hoy es, un proyecto serio que lo tiene hace largo rato
en la LNB. Fue
ahí donde el “Yey Yey” logró su primer título a nivel nacional con un club. El
camino al ascenso fue largo: primero eliminaron a Asociación Española (2-0),
segundo a Alianza Mitre (2-1), y se consagró campeón del norte luego del 3 a 1 vs. Unión de Sunchales.
El último juego fue por 80 a
74. Su mejor juego fue en el tercer punto. Esa noche anotó 25 puntos.
De esta forma dio un salto de
calidad y volvió al TNA pero con mayor experiencia. El objetivo fue claro,
mantener la categoría, algo que se consiguió. Como frutilla del postre, se
quedaron con el primer clásico frente a Echagüe por 76-74.
Por quinta vez cambió de lugar, el
club que lo alojó fue Alma Juniors de Esperanza. Para llegar al TNA, los santafesinos,
compraron la plaza. Cottonaro fue su DT, y él la principal figura en un plantel
con muchos jóvenes. La meta se volvió a cumplir. El equipo se quedó en la
segunda categoría, luego de luchar el descenso contra Hindú Club y Echagüe
Saladillo.
Un grande del básquet nacional posó
sus ojos sobre él. Olimpia de Venado Tuerto. Allí estuvo dos torneos. En la
2006-07 llegó a la semifinal por el ascenso. A pesar de una dolencia en el
aductor pudo jugar los partidos correspondientes. El ascenso se le negó ante
otro gran equipo. Para aplaudir fue lo de ese plantel venadense, que en medio
de problemas económicos casi dio el golpe para devolverlo a la Liga Nacional. Como logro
personal pudo ocupar en este transcurso de tiempo un lugar en el juego de las
estrellas del TNA.
Culminó estos enormes doce meses con
el campeonato argentino siendo parte de la selección de Santa Fe.
Luego de esta derrota se decidió por
ir a La Unión
de Formosa. Y ahí comenzaron las lesiones. La rotura del tendón de Aquiles en
su estadía formoseña fue un golpe duro. Para el otro año siguió viaje a Oberá
Tenis Club, el equipo misionero recién había ascendido y decidió armarse bien.
Tan sólo hasta el 2009 estuvo allí.
En la 2009-2010 llegó a Argentino de
Junín. Quizás su segundo hogar, en ese club obtuvo el campeonato del TNA, no
solamente esto sino que también fue campeón e invicto de local. Por suerte
después de un par de temporadas complicadas desde lo físico pudo mejorarse para
hacer un gran papel en el “Turco”.
Después de un par de coqueteos con
él, Argentino decidió a último momento no contar con sus servicios para la LNB, ese fue otro duro golpe.
Entre las ofertas cercas de Gálvez estuvo Ciclista Juninense. Por esto y el
proyecto del “Verdirrojo” pasó a vestir su camiseta. Las semifinales fueron el
techo en aquella temporada. Aunque no pudo culminar debido a otra lesión.
Finalmente, volvió al conjunto de
Las Morochas, volvió a consagrarse. Luchó y dio todo a pesar de su rodilla maltrecha.
Líder altamente positivo para el grupo. Querido por todos. Logró lo que muy
pocos pudieron, pasar por ambas instituciones juninenses y ser respetado por
las hinchadas.
Se fue un gran tipo. Alguien que
jamás dejó de pensar en su familia. Siempre tuvo claro qué quería y por qué.
Esto hace que Javier Ceci se vaya como lo que es, un campeón, no sólo del básquet
sino de la vida.